viernes, 14 de marzo de 2008

Las consecuencias de la recesión en Estados Unidos

Por Daniel Muchnik

Todos los indicadores apuntan a que la principal economía del mundo ingresó formalmente en la recesión, por varias razones.

Entre ellas: la fuerte caída del índice de servicios, la reducción en las ventas de automóviles en enero pasado, la contracción del crédito, el incremento en el número de embargos sobre propiedades y casas, el desplome de la actividad y los precios en el sector de la construcción, las pérdidas en el sistema bancario y financiero, el bajón en el índice de confianza de los consumidores y la multiplicación del desempleo.

Las perspectivas laborales en Estados Unidos son las más frágiles y oscuras de los últimos veinte años y hay temores de "estanflación". En otras palabras al bajo crecimiento económico paralelo a una elevada inflación. Esta amenaza impacta en la cotización del dólar, que se viene desinflando frente al euro.

Los consumidores ingresaron en una etapa de congelamiento de los bolsillos, no gastan, se ha acrecentado la desconfianza en el futuro. También descendieron los precios de la vivienda. Según la agencia de noticias Reuters, la caída de los valores en ese sector ha sido de casi un 18 por ciento en Miami, en el último trimestre del año pasado (con respecto a igual período de 2006). Y de más del 15 por ciento en Las Vegas y Arizona.

Vale la pena recordar que en la contracción inmobiliaria ("pesada", para los que recuerdan) de 1990 la baja de los valores apenas bordeó el 3 por ciento.

Todo esto sucede luego que la Reserva Federal bajó varias veces la tasa de interés, como forma de alimentación de los niveles de demanda, para estimular el consumo y aliviar a los deudores hipotecarios. Ocurre, pese a todo, que esta recesión, tan especial, se combina al mismo tiempo con un fuerte incremento de los precios del petróleo, la energía y los alimentos.

Desde setiembre pasado la Reserva Federal achicó la tasa de referencia en 2,25 puntos hasta dejarla en 3 por ciento cuando algún tiempo antes la tasa promedio de una hipoteca a treinta años estaba superando el 6 por ciento. Los especialistas reiteran que el consumo seguirá en picada en tanto y en cuando sigan mermando los precios inmobiliarios, y con ello se afirme el "efecto pobreza".

Así la realidad, muchos especialistas consideran que la Reserva Federal no podría seguir bajando la tasa de interés y eso complicaría el panorama del mercado inmobiliario y de crédito.

Los críticos de la actual gestión en la Reserva (Ben Bernanke) y de la anterior (Alan Greenspan) acusan a los directivos a silenciarse ante la desmesurada burbuja inmobiliaria y luego de demorar la aplicación de soluciones.


La depreciación del dólar se siente en las Bolsas del mundo. (AP)

Estas dificultades en la primera economía del mundo ya se extendieron a Europa por la revalorización del euro, que ha encarecido la producción en el viejo continente y ha estimulado las importaciones. Al mismo tiempo, los bancos europeos también participaron de la burbuja inmobiliaria y ahora están contabilizando enormes pérdidas, a la vez que se detectan "fraudes" y manipulaciones contables en sus balances en muchas entidades bancarias. El terremoto está repercutiendo en el Reino Unido, en Francia y en España.

De esta manera, la globalización, la desregulación económica, el estímulo a los instrumentos financieros sofisticados -que fueron presentados como un salto de calidad en la economía global- han concluido en su reverso.

Buena parte del planeta hace y hará frente a dificultades crecientes, varios millones podrían perder sus viviendas, mientras se suceden las ayudas estatales a instituciones que mantenían un histórico ya añejo rechazo al intervencionismo y a la regulación estatal.

Como consecuencia de todo este panorama sombrío, las naciones emergentes podrían sufrir coletazos y hasta perder varios puntos en sus crecimientos económicos durante 2008.

Finalmente, los grandes mercados de consumo están en los países que hoy atraviesan problemas y podrían comprar menos del resto del mundo. ¿Se mantienen las esperanzas en que China sea la reserva para que la economía del mundo no se deteriore? ¿Que pasará en China, cuyo modelo está basado en una catarata de inversiones extranjeras encaminadas a crear una nación exportadora, de mano de obra barata y no un mero mercado de consumo?

Es evidente que el orden económico internacional necesita ser reformulado. El dilema adicional es que las instituciones mundiales, creadas para fiscalizar la economía sin fronteras se sumaron al coro desregulador y ponderaron las llamadas "ingenierías financieras", que hoy están colapsando en distintas geografías.

El debate está abierto. Pareciera que nadie quiere lanzar la primera piedra porque están en juego intereses muy profundos que no quieren resignar posiciones. Pero, en definitiva, las leyes de la economía y de la historia profunda son más fuertes que las instituciones que han quedado al margen, que "ya fueron".

Este artículo fue publicado el lunes 3 de marzo en Clarín

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