viernes, 9 de mayo de 2008

Discurso de la juventud por el 60º aniversario de Israel

Este discurso fue leído por Valeria Levín, mazkirá (secretaria general) del Consejo Juvenil Sionista Argentino, el pasado miércoles en el acto por el 60º aniversario de la independencia del Estado de Israel en el Estadio Luna Park.

Corría el año 1948 cuando la concreción de lo que parecía sólo un sueño, dejó de ser una leyenda para pasar a ser un hecho.

La revolución sionista representó algo más que la mera transición hacia la independencia, sino que siempre fue un instrumento moral y educativo. Educación que se rigió siempre el rol que ocupaban los jóvenes y niños y que, cientos y cientos de nosotros nos esforzamos por mantener. Nuestro pueblo, el judío, se basa en la transmisión; nuestra mentalidad, la sionista, se basa en la ideología. Ideología cargada de ideales, pensamientos que hemos mantenido a lo largo de la historia, y que siguen casi tan intactos como aquellos que forjaron los pilares de la jalutziut y la hagshamá. Llevamos en nuestros movimientos las bases que fundaron el estado, que trabajaron la tierra, que educaron a cientos de personas, que hicieron de Eretz Israel lo que es hoy en día.
La Golá, cumple un rol no menos prestigioso en la historia del sionismo. Somos quienes vivimos en la diáspora los que trasmitimos el amor por una tierra desde tierras lejanas, asumiendo el compromiso de vivirlo a la distancia.

Israel celebra ya sus primeros 60 años. Tiempo para festejar, mostrar al mundo la concreción del milagro. La revolución sionista consiguió lo que se propuso: crear un hogar nacional para todos los judíos del mundo que deseen vivir en un Estado libre e independiente. Donde los judíos vivamos en comunidad, donde reine la tolerancia y a su vez podamos plantear diversos dilemas que hacen a la cotidianeidad de nuestro pueblo. Pero la revolución sionista no terminó en 1948, sino que su presencia se siente hasta hoy en día y es una constante construcción.
La creación, existencia y permanencia del estado es un logro de muchos factores articulados: quines lucharon en toda la parte previa a la independencia, quienes perdieron sus vidas, quienes llevan marcas de lo que fueron numerosas guerras, quienes defendieron ideales, quienes lo habitan. Y no debemos olvidar, como sionistas que somos, cuál es nuestro compromiso para con Medinat Israel.

Contamos hoy entre nosotros con jóvenes de las kehilot del interior del país. Si bien por cuestiones económicas grandes cantidades de janijim del interior no pudieron acercarse hoy aquí, el impedimento monetario hizo que su presencia dentro de sus respectivas comunidades sea aún más que relevante. El Consejo Juvenil Sionista Argentino, se enorgullece al decir que todos los años, bogrim de las tnuot participamos de un intensivo seminario de capacitación en torno a distintos aspectos que hacen a nuestro sionismo. Como jóvenes judíos educadores, creemos fervientemente en lo que hacemos, apostamos a nuestros ideales, seguimos llevando la bandera de la jalutziut, entendemos la revolución sionista porque somos parte de ella. Vemos el estado de Israel con ojos sionistas, plasmados de espiritualidad social.

El estado soberano es el fruto de la voluntad y de la capacidad de todo el pueblo, pero los jóvenes somos quienes debemos llevar la bandera del cambio. Tenemos un compromiso comunitario que consiste en mantener viva la llama a miles de kilómetros de distancia. En una época donde el complot anti-sionista parece ser una moda, debemos comprometernos más firmemente con la causa, interiorizarnos y llevar la bandera del esclarecimiento.
Los jóvenes pertenecemos a la tradición vanguardista, debemos reivindicarnos como tales, recuperar la esencia jalutziana de aquellos tiempos, conformar el modelo de activismo, compromiso e identidad que nuestro pueblo, el judío y nuestra ideología, la sionista, se merecen. Porque somos más que el eslabón de una cadena de generaciones, somos parte de la historia que hoy recuerda, activa y celebra.

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