martes, 1 de julio de 2008

Sobre la diferencia entre salvar vidas y devolver ataúdes

Yossi Beilin – Israel Hayom

Traducción de Lea Dassa para La Voz Joven


Anteayer por la mañana, formulé a los ministros un pedido de último momento: no aceptar la negociación con Hizbollah, rechazar la confusión entre la vida y la muerte, y no brindar a los terroristas la sensación de que Israel está dispuesta a pagar el mismo precio por vivos que por muertos.

Pero la decisión fue tomada, y aceptada por una gran mayoría. Sólo me resta identificarme con las familias Regev y Goldwasser, cuando emiten suspiros de esperanza y aguardan un milagro, y rezar para que el error sea mío. Que la predisposición israelí de no acatar el principio por el cual, muertos se cambian por muertos y vivos por vivos, no sea interpretado por los terroristas como seducción, para no salvaguardar la vida de los secuestrados israelíes; que no le sea arrancado un solo cabello de la cabeza de Guilad Shalit; que el precedente creado en 1998, con la tragedia de la flota naval, no se convierta en el camino de los reyes, debido a la determinación tomada,.

Escucho conversaciones acerca de los valores y la moral, sobre el compromiso de todos con nuestros soldados, e incluso aquello de que si la negociación no llegara a concretarse – los jóvenes no se alistarán en el ejército. Pero es inconcebible que este compromiso no diferencia entre los que salvan su vida de los que devuelven su féretro. El Ejército de Defensa de Israel ordena devolver los prisioneros y los secuestrados. Si éste lo puede hacer a través de una acción militar enfocada – lo hará. Si no está en sus posibilidades hacerlo – entrará en negociaciones con los secuestradores o los apresantes, y siempre estará dispuesto a pagar un precio no proporcional por su regreso. Con justicia. No existe obligación similar por los muertos. Esto nunca fue parecido, aunque es claro que las familias hubieran querido recibirlos aún sin vida.

No en vano nos ordenan no abandonar a los heridos en el terreno, aún con peligro de muerte. No nos ordenaron poner en peligro nuestras vidas para cargar los cuerpos en el campo de acción. Hay diferencia entre el que puede ser salvado, de aquel que su cuerpo puede ser traído. Esta diferencia fue borroneada anteayer. Ojalá que no necesitemos enfrentar este dilema otra vez más.

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