Hace ya bastante tiempo que el mundo habla acerca de los alocados preparativos por parte de los chinos para la Olimpíada – no precisamente sobre la preparación de los edificios o formas de acceso a las instalaciones, sino principalmente sobre el intento de inculcar a los habitantes de Beijing los buenos modales occidentales.
Por Uri Koper – Israel Hayom
Traducción de Lea Dassa - Especial para La Voz Joven
Sobre los programas de estudio del inglés y las campañas para detener las escupidas en la calle ya escuchamos reiteradamente, pero el sábado el reloj del tiempo mostrará la cuenta regresiva exactamente, ocho meses hasta la apertura, y los organizadores aún viven atemorizados. No precisamente de los otros, sino de ellos mismos.
Ese miedo saltó nuevamente a los titulares en estos últimos días, cuando el gobierno chino publicó nuevas reglamentaciones destinadas a ayudar a evitar lo que está prohibido. Desde anteayer aumentaron las facultades de los que hacen cumplir las leyes en Beijing, y entre otras, ellos podrán detener a cualquier persona que se manifieste en forma no deseada. 60 mil trabajadores de sanidad en la ciudad participarán en un programa de capacitación especial, “capacitación sobre los buenos modales”, para atender correctamente al turista que se enferme en el verano.
Los Afiches no ayudan
Un reportero del diario australiano “Sydney Morning Herald”, que visitó últimamente China, manifestó que “la preparación de los habitantes chinos para la Olimpíada desde el punto de vista de los modales, es más intensiva que todos los problemas juntos que se presentan ante el Comité Organizativo”. O como está escrito en el Manual de Paseos chino destinado a los turistas, que solicita de los locales comportarse correctamente: “la Olimpíada se acerca y nosotros no queremos que el país se avergüence”.
La humillación referida puede llegar desde varias direcciones. Escupidas en la calle (un fenómeno muy usual en China), fumar en lugares prohibidos (incluso en autobuses cerrados en los que el conductor no permite abrir las ventanas por el frío) empujarse en las filas (se necesita aprender boxeo para comprar boletos para el tren) o los insultos incesantes (los nativos cambian de ánimo rápidamente).
Para poder enfrentar todo esto y proyectar otra imagen ante el turista occidental, los organizadores organizaron actividades varias, como por ejemplo, la colocación de afiches en la ciudad solicitando una sonrisa y no escupir, un programa de televisión diario enseñando modales, un día fijo en el mes en el que los policías se ocupan de que los que esperan al autobús, se ubiquen en la fila e incluso, la publicación de una revista especial sobre pautas de conducta en la Olimpíada que será repartida en las escuelas. Todo ello ayudó, pero no es suficiente.
“Inculcar una conducta apropiada en el pueblo es una misión a largo plazo”, explica Yang Hyguang, que ostenta el título “encargada de modales”, para los Juegos Olímpicos, “no se trata de una consigna fácil, y por ello para la Olimpíada tratamos de ocuparnos en forma más puntualizada de los problemas específicos”. A pesar de la nueva ley contra la escupida en la calle, sólo 89 personas fueron multadas por el delito en los primeros meses. Cuando comprendieron que no fue útil, se intensificó la búsqueda y más de 50 personas por semana, “gozan” de una multa.
Las soluciones puntuales a las que se refiere la señora “modales”, entre otros, la distribución de 100.000 bolsitas pequeñas donde las personas podrán escupir en su interior en lugar de hacerlo en el piso. Colocar especialistas en los cruces que tratarán de convencer a los conductores cuidar las leyes del tránsito y examinar el cierre de los teléfonos móviles donde se requiera.
“En el mes de Marzo nos concentramos en los medios de transporte y en Abril en los Hospitales”, comenta Hyguang, “que es lo que hicimos? Repartimos flores a las personas que aguardaban en la fila por esperar pacientemente sin hacer escándalos”
Un nativo de Beijing promedio hace mucho ruido, cada frase podría escucharse como un chillido, cada palabra puede transformarse rápidamente en un insulto. Es una costumbre, es un asunto de diferencia de culturas. Por eso, autorizaron en China sólo 20 demostraciones de aliento que serán permitidos durante la Olimpíada – será imposible cantar lo que deseen. Muchas personas se reúnen en los parques a fin de estudiar lo permitido, ejercitarse. El que llegue a Beijing en el verano oirá repetidamente una de estas expresiones: “Yingo, Yingo, ah, ah, ah, Yingo, Yingo, Bi Shang”. O en traducción libre “China, China, ah, ah, ah, China, China debe Ganar”. El objetivo es no sólo ganar en las canchas, sino incluso en la calle – aún cuando se necesite una ley especial para evitar comer la sopa haciendo ruido.
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