domingo, 2 de diciembre de 2007

Lanús: Campeón del fútbol argentino


Lanús se consagró campeón del Fútbol Argentino por primera vez en su historia.

Hay un lugar en la zona sur del Gran Buenos Aires que empezará a ser mirado de otro modo por quienes lo visiten. En ese reducto, pueden inflarse el pecho por sentirse dentro de la galería de los grandes de la Argentina. Por primera vez en su historia, Lanús se consagró campeón del fútbol local y se convirtió en el 15° club que consigue un título en primera división. Tras 23 años, cuando Argentinos Juniors alcanzó la gloria, un equipo logra sumarse al selecto grupo de aquellos que alguna vez han dado una vuelta olímpica por adjudicarse un certamen vernáculo.

Seguramente, la noche será larga para ese puñado de hinchas que copó la tercera bandeja de la Bombonera, también para los miles que se acercaron al estadio de Guidi y Arias para seguir la definición por televisión y para todos los fanáticos desperdigados en cualquier parte del mundo. Los cantos, los gritos, los llantos se mezclarán eufóricos en la medianoche granate. Ya no serán sólo Independiente y Racing los que por esta porción del Gran Buenos Aires se enorgullecen por haber festejado en el fútbol argentino. Ahora también Lanús cuenta con ese enorme mérito y exhibe con orgulloso su hazaña ante los rivales de siempre: Banfield, el clásico adversario, y Talleres de Remedios de Esacalada, oponente en épocas más duras para el cuadro granate. Pero otros equipos de la zona, como Los Andes, Temperly, Arsenal o Quilmes también deben mirar con sorpresa lo que este club, con sueños de seguir creciendo, logró.

Porque no hay dudas de que Lanús conoce de frustraciones en sus 92 años de historia. Hubo épocas de llanto, pero no por festejos, sino por descensos. Estuvo en la B y tocó fondo cuando su presente lo mostraba en la C. La gesta seguramente responde a un sueño cumplido para aquel equipo de los Globettroters de1956, que finalizó como subcampeón de River. Es un orgullo para el conjunto de los Albañiles, Silva y Acosta, de 1964, que deslumbró por estas zonas. Es completar el ciclo para muchos de estos jóvenes de la actualidad, que fueron segundos de Boca en el Clausura 2006, o para el equipo, que se acercó a la hazaña en 1998 y también quedó un escalón por debajo, pero de Vélez.

El crecimiento de Lanús para alcanzar este presente de gloria responde a un proyecto serio, lejos del despilfarro, con apoyo a las divisiones inferiores y con la confianza hacia el entrenador, Ramón Cabrero, el técnico que hace más tiempo ocupa su cargo en el fútbol argentino. En esta zona del Gran Buenos Aires, no aterrizó ningún empresario del estilo del ruso Roman Abramovich para transformar un club en un emporio de éxitos y dinero. El Granate tampoco hipotecó su futuro para armar un plantel de figuras con préstamos que a la larga perjudican a las instituciones.

Para afrontar este campeonato y la Copa Sudamericana, Lanús hizo su inversión fuerte en un goleador. Le pagó a River un millón de dólares por José Sand, su máximo artillero en el Apertura, con 15 tantos. Luego, enriqueció al plantel con el peruano Roberto Malingas Jiménez (llegó desde San Lorenzo y es el único hombre que fue campeón dos veces este año), Adrián Peralta (vino desde Newell´s), Leonardo Sigali (de Nueva Chicago) y el brasileño Jadson Viera (aterrizó desde Danubio, de Uruguay, para reemplazar a Mauricio Romero, pero se lesionó tras las primeras fechas). Después, la cantera alcanzó para cubrir la ida de Sebastián Leto, transferido a Liverpool, de Inglaterra, y Rodrigo Archubi, a quien Cabrero no tuvo más en cuenta por sus actitudes y recaló en Olympiacos, de Grecia.

La continuidad de Cabrero demuestra seriedad. El DT asumió luego de la salida de Néstor Gorosito y dirigió su primer partido en Lanús, el 13 de noviembre de 2005, en un empate 1 a 1 ante Newell´s. El club estaba cerca de la zona de Promoción y, tras dos años, consiguió un subcampeonato (el Clausura 2006), disputó dos veces la Copa Sudamericana y, ahora, entró en la historia. Entre los once titulares de aquel debut de Ramón ante los rosarinos, estaban Bossio, Graieb, Velázquez, Pelletieri y Marcos Aguirre, todos integrantes del nuevo campeón del fútbol argentino. Esa tarde, Valeri entró en el segundo tiempo y Hoyos ocupó un lugar en el banco de los suplentes. Sin dudas, una apuesta que duró en el tiempo.

La gesta final en la Bombonera se completó con un equipo que mezcló la experiencia de Bossio, Graieb y Ribonetto, los hombres de más de 30 años, con la juventud de los aquellos surgidos en las divisiones inferiores como Pelletieri, Hoyos, Fritzler, Blanco, Valeri y Acosta. También, hay que nombrar a la generación intermedia, con los hombres que provienen de otros destinos como Sand y Velázquez u otros chicos que aportaron como Aguirre y Biglieri.

Lanús no debe quedarse sólo con este presente glorioso. Su crecimiento se viene sustentando en los últimos 15 años. Desde que regresó a primera en 1992, el equipo granate consiguió los mejores resultados de su historia: un torneo local, dos subcampeonatos y la Copa Conmebol 1996. Todo suma y, seguramente, responde a un criterio de conducción claro. Le tocó a Alejandro Marón ser el presidente de la vuelta olímpica, pero antes hubo otros que posibilitaron este presente.

Lanús consiguió un éxito histórico. Mostró que es un ejemplo a seguir por clubes grandes y chicos del fútbol argentino. Por los méritos que acumuló, salud, campeón.

Por Pablo Hacker

Fuente:
La Nación

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