viernes, 7 de diciembre de 2007

La escritura como acción


Por Martín Kohan (publicado originalmente en Clarín, 21/11/2002)

Los brillantes artículos periodísticos con los que la filósofa Hannah Arendt buscó influir en cuestiones de política real.

No hay por qué suponer que los libros en principio más ambiciosos o de mayor alcance interpretativo que ha escrito Hannah Arendt (por ejemplo, Los orígenes del totalitarismo o La condición humana) deban necesariamente postergar la extensa serie de artículos que Arendt publicó en diarios y revistas para atender a una determinada coyuntura.
En primer lugar, porque estos artículos evidencian siempre fuertes relaciones temáticas y metodológicas con esos otros ensayos más extensos y abarcativos; y en segundo lugar, porque este tipo de artículos están incluso más cerca de uno de los propósitos centrales de la posición de Hannah Arendt: el de cuestionar un carácter exlusivamente contemplativo en la filosofía para acercar, tanto como fuera posible, la escritura a la acción libre.


Para esta filósofa, politóloga, narradora e historiadora —según la definición de Julia Kristeva— nacida en una familia judía de Alemania en 1906 y muerta en EE.UU. en 1975, estas intervenciones en el presente y sobre el presente no se limitaron nunca, desde luego, a una condición meramente episódica; pero tampoco lograron la trascendencia que habría de situarlas por encima de lo eventual mediante algún recurso de generalización que pretendiera estar más allá de la historia. No hay ninguna apelación a una generalidad más o menos intemporal ni abstracta: los artículos que Arendt escribe a partir de alguna motivación de su presente responden a ese presente en su carácter más concreto e inmediato, pero también detectan en él un espesor que hace de ese presente, o de los problemas de ese presente, un asunto destinado a perdurar más allá de las ocasiones puntuales que pudieron dar origen al trabajo de reflexión.

Cuando esa clase de artículos se reformulan luego para componer un libro, lo que hay de por medio es entonces mucho más que una simple voluntad de reunión o de recopilación. Son textos en los que la atención a una coyuntura precisa y la voluntad de persistencia ya no se oponen ni se escinden. El caso de Eichmann en Jerusalén es, en este sentido, uno de los más claros: las crónicas que Arendt publicó en el New Yorker durante el juicio de Eichmann en 1963, reescritas luego con el subtítulo de "Un estudio sobre la banalidad del mal", constituyen uno de los ensayos medulares sobre la cuestión y, por cierto, un curso magistral de periodismo.

Un recorrido semejante siguieron los textos que integran Tiempos presentes, y que aparecieron originalmente en diversas revistas o publicaciones periodísticas. En un sentido general, responden a ciertas circunstancias bien determinadas: la condición de los judíos emigrados durante la Segunda Guerra, la situación en la Alemania de posguerra o los debates sobre integración racial, el macartismo, el Watergate o la guerra de Vietnam en EE.UU. Pero en ningún caso deja Arendt de plantear una revisión de fondo sobre a la manera en que corresponde encarar estos asuntos. No hay en ella mirada sobre el presente sin una revisión de la manera en que esa mirada debe ser enfocada. Así, por ejemplo, cuestiona decididamente el modelo de la asimilación para afirmar su idea de la condición judía hacia 1943; en cuanto a la situación en la Alemania de posguerra, reclama una formulación del asunto fuera de los términos usuales de un "problema alemán", es decir, fuera del enfoque de la cuestión nacional; o discute las diferentes concepciones de la desobediencia civil sobre la base de que los cambios en una sociedad no pueden promoverse a través de su sistema legal.

Sin dejar de pertenecer al tiempo preciso cuando fueron escritos, los artículos de Tiempos Presentes se comunican con el conjunto de la obra de Arendt: las consecuencias que el totalitarismo deja en una sociedad, los diferentes modelos históricos de revolución, la cuestión de la tradición sostenida o transgredida en la época moderna, la articulación entre política y sociedad de masas, o la relación entre libertad, igualdad, violencia y cambios sociales, son cuestiones que atraviesan todo su pensamiento. Así, el presente de estos tiempos presentes se corresponde con la brecha que Arendt define en otro libro, Entre el pasado y el futuro: "el hombre, dentro de la realidad total de su ser concreto, vive en esa brecha del tiempo situada entre el pasado y el futuro". Esa brecha es el lugar de la "experiencia viva": el lugar del pensamiento y de la escritura vuelta acción.

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